La Cámara de Comercio de Santiago, fue la iniciativa de un grupo de comerciantes santiagueros interesados en defender los intereses de la comunidad de cara a las necesidades económicas y sociales de la época. Así, el día 02 de Octubre del 1914, en una reunión en las oficinas de Augusto Espaillat y sucursales, convocada por los representantes de las firmas comerciales Batlle y Vega y Víctor F. Tomén, queda fundada la institución, que con un claro sentido del desarrollo y un interés legítimo en el progreso institucional, se ocuparía de asegurar la solución a los problemas del sector empresarial.


En la década 1914-1924, los servicios prestados por la Cámara se enfocaron en solucionar los problemas generados por la crisis de la primera guerra mundial y luego por la intervención norteamericana. Las actividades que recibieron mayor atención en los primeros años fueron la producción y exportación del tabaco, el transporte de mercancías, la modernización de las técnicas agrícolas, actividades de capacitación y animación, exhibiciones y ferias de comida con productos nacionales. Durante la intervención militar del gobierno norteamericano, la Cámara de Comercio, Agricultura e Industria (así llamada desde el 1ero. de Marzo 1917) consolidó su liderazgo comunitario por su rol de interlocutor en defensa de sus asociados.


A finales del año 1919 la Cámara sufrió, a través de sus asociados, el descalabro de la economía mundial y el dramático descenso de los precios de los productos de exportación - azúcar, café y tabaco- situación que provocó la quiebra de cientos de comerciantes y el aumento de la pobreza y el desempleo. Este escenario fue la motivación para que la Cámara, nueva vez, fuera el medio para enfrentar y superar la crisis.   La Cámara encontró un gran aliado en el gobierno de Horacio Vásquez (1924-1930), y en este período se cumplen muchas metas perseguidas por la sociedad santiaguense, pero la prolongación en el poder del Presidente Vásquez en el 1928 y la depresión del 1929 iniciada en Estados Unidos, impulsaron un nuevo proceso de cambio en el país hasta la llegada al poder de  Rafael Leónidas Trujillo.


Trujillo al inicio de su régimen auspició un clima de diálogo y reciprocidad con la Cámara, pero una vez consolidado su poder limitó la influencia, libertad, liderazgo de su accionar y la soberanía de la institución a través de leyes que hacían tributo a su intervencionismo político.  Al finalizar la dictadura de Trujillo, Santiago era una ciudad estancada, la Cámara se había convertido en una entidad que apenas se limitaba a atender litigios entre firmas comerciales, asistir a actos políticos y comerciales, y apoyar diferentes asociaciones locales asistidos por un secretario general designado por el Poder Ejecutivo.  Con la caída del régimen de dictadura, la Cámara de Santiago inició su accionar, no sólo para retomar los preceptos de la libre empresa sino para conseguir el desarrollo integral de la región y recuperar la dignificación del trabajo y la vida del hombre.  De la década de los sesenta y setenta en adelante, la Cámara inicia un proceso de posicionamiento en la provincia de Santiago que trasciende al plano nacional y se distingue como intermediaria frente al Estado de las posiciones del sector empresarial y comercial en lo relativo a leyes y disposiciones gubernamentales.


Para los años ochenta la Cámara se fortalece institucionalmente, instala una biblioteca especializada en términos económicos y se promulga la ley 50-87 que avala la existencia de la Cámara de Comercio y Producción de Santiago Inc. Ya para finales de ésta década se creó el Comité de Damas, formado por las esposas de los miembros de la Junta Directiva, con el propósito de prestar asistencia social a la región, en especial a los niños y niñas menos favorecidos.  Entrado en los años noventa la Cámara se consolida institucionalmente a través de la implantación de una cultura de planificación que permite a sus directivos y equipo humano, identificar las necesidades y sobre todo, crear planes de trabajo que se ejecutan adecuadamente.